martes, 27 de abril de 2010

EL SILENCIO DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR, EQUIVALENTE A IMPUNIDAD



La violencia intrafamiliar es una problemática que afecta a miles de familias sin importar su condición social y que tiene una característica que dificulta la percepción de la verdadera magnitud del problema: la legitimación de origen cultural a estas situaciones, facilitando así la impunidad a los agresores.

El principal motivo por el cual las víctimas no denuncian es: “el miedo a las represalias por parte del agresor, ya que a menudo éste amenaza con el abandono, con causar daño a los hijos, con actitudes de desprecio, con limitaciones económicas respecto a la manutención para cubrir las necesidades más elementales y hasta con causar la muerte, convirtiéndose así en factores tan influyentes que hacen que se produzca la impunidad a tales hechos de violencia”, indica la Abogada Castaño Restrepo.

Muchos son los factores que han confluido para mantener el silencio sobre la situación de violencia en el hogar. De acuerdo con la Ley 294 de 1996, reformada por la Ley 575 de 2000, la violencia intrafamiliar es todo comportamiento agresivo o maltrato cometido por un miembro del hogar contra otro de la misma institución. “La violencia no está solamente vinculada con el maltrato físico, sino también con el verbal, el atropello sexual, psíquico, emocional y afectivo de la víctima”, Primavera Castaño Restrepo.

El fenómeno de la violencia intrafamiliar incluye ambos géneros, pero es más frecuente que las víctimas sean mujeres, siendo agredida una cada 15 segundos, afirma un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud.

Forma de vida

Según una investigación realizada por el Centro de Emergencia Mujer, (CEM), las mujeres demuestran tener conciencia respecto a su problema y señalan a demás que la violencia es tolerada por varios años hasta el punto que se ve amenazada la integridad física de la víctima.

Caso contrario a lo que plantea el CEM, se presenta con Paula Ríos Duarte, una ama de casa que ha pasado 10 de sus 32 años de edad en una relación conflictiva con su esposo Eduardo Londoño Suarez. “Soy consciente de que la violencia dentro de mi hogar ha propasado los rangos de marginación y sumisión, he permitido la violencia hasta el punto de llegar a quedar en coma”, comenta también con palabras de conformismo, que solo cuando sintió la verdadera desgracia por permitir estos maltratos, como lo fue el haber estado en un Hospital en estado de coma por estos hechos, tuvo el valor de denunciar a su esposo, para que ese delito no quedara impune, tres meses después regreso con él: “Eduardo todos los días me pedía compasión y que lo comprendiera, hasta que decidí estar de nuevo con él”.

Expone la Psicóloga Claudia Pulgarín Rodas que “algunos agresores piden perdón después de que agreden a sus víctimas y les hacen diferentes tipos de regalos para lograrlo. A eso se le llama “luna de miel”, porque de alguna manera el hombre pide clemencia y aparece la esperanza”.
En casos como el de Paula Ríos Duarte y Eduardo Londoño Suarez, “estos métodos funcionan y es allí donde esta violencia sigue quedando impune pese a los graves actos violentos que se presentan”, concluye Pulgarín Rodas.

Preexiste un terminante

Muchas mujeres dejan a sus parejas y muchas otras se divorcian por estos hechos, pero eligen no hablar de la violencia. Existen una serie de razones como lo son las sociales, económicas, religiosas, culturales, legales y financieras que mantienen a las mujeres dentro de la relación violenta. “Las actitudes sociales, tales como la creencia de que el éxito del matrimonio es responsabilidad de la mujer, mantienen a muchas atrapadas dentro de la relación, a demás, las mujeres con hijos que abandonan el hogar tienen el 50% de posibilidades de verse económicamente perjudicadas y terminar viviendo por debajo de niveles de pobreza, son estas consecuencias las que las obligan a tomar decisiones como el no denunciar”, afirma Carlos Mendoza Sánchez, Trabajador Social de la Casa de Justicia de Villa del Socorro.

Los parientes o amigos cercanos tienen un rol vital. “La violencia en la familia no puede seguir siendo considerada como algo privado. No es un problema de pareja, sino de la sociedad, son mujeres que terminan anuladas emocionalmente, crían y forman hijos confundidos entre mensajes de amor y violencia”, expresa Mendoza Sánchez.

Prevenir la violencia intrafamiliar implica la existencia de profundos cambios en valores y en el comportamiento de las persona. Significa principalmente reconocer los derechos individuales de cada uno de los miembros del grupo familiar. Aunque en la actualidad, el concepto de lo que debe ser un hombre y una mujer ha cambiado, en realidad muchas mujeres son las que encabezan su hogar y hacen frente a todas las responsabilidades. “Pero en general siguen permitiendo esa desigualdad, dejando así que la impunidad y la violencia intrafamiliar se perpetúen y nunca tengan un final, consintiendo que estos actos queden sin ser penalizados, solo brindando una impunidad a los agresores” afirma el Fiscal Jaime Cardona Rengifo.

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